Prohibido reírse en cabina

RisaNo hay nada más bochornoso en esta vida que un ataque de risa incontrolable en una situación en la que sabemos que no nos podemos reír o en la que haya que mantener una actitud seria, léase un funeral o una cabina de interpretación. El cansancio de jornadas maratonianas de interpretación pasa factura y lo cierto es que lo menos malo que nos puede pasar es que nos pongamos a interpretar con el micro apagado o a interpretar al orador en su mismo idioma con total naturalidad. Aunque rara vez ocurra, la reacción que más temo, sin embargo, es el clásico ataque de risa que puede dispararse como respuesta al estrés del momento y por la cosa más nimia; desde un error de comprensión (Frozen semen > los marineros congelados, les poissons démersales > los peces que viven en aguas contaminadas), una desafortunada colocación de adjetivos (British Pig Association > Asociación de cerdos británicos) a un inocente juego de palabras (the ewe premium > la prima de la oveja) o un gesto inofensivo que en circunstancias normales no habría suscitado más que una leve sonrisa. Y como para reír hace falta compañía (además de sentido del humor) ¡qué mejor situación que una cabina cerrada con dos personas dentro y millones de ojos acechantes! 😉 Basta una fugaz mirada al concabino para desencadenar un ataque de inapropiada risa que cada vez es más difícil de contener. La única salvación es, por supuesto, que un intérprete salga de la cabina hasta que se calmen los ánimos y podamos retomar el trabajo con seriedad y dignidad.

¿Por qué nos pasarán estas cosas? Supongo que porque la risa es un factor antiestrés muy efectivo que desbloquea la mente y nos calma, combate la ansiedad, la contracción muscular y muchas cosas más, como nos cuenta la psicóloga María Teresa Vallejo Laso en su artículo «La risa es cosa seria». No en vano existe la gelotología, una ciencia dedicada a estudiar los diferentes efectos de la risa en el cuerpo y en la psique.

Solo espero que no nos suceda como a Ole Bentze, un otorrino de origen danés, que murió a finales de los noventa de un ataque al corazón mientras veía la película «Un pez llamado Wanda» (parece ser que las carcajadas hicieron que su corazón alcanzase por momentos los 500 latidos por minuto).

Pero fuera de bromas, ¿cómo reaccionaríais vosotros si se os trabara la lengua (His poopiness the Hole) o escucharais al concabino (if things get rough in the former Yugoslavia, we can always send in the blue-berries!), al orador (Quel con veut la parole?) o a vosotros mismos soltar perlas como las que acabo de apuntar o estas otras que leí hace un tiempo?: 😉

Je salue tous les francophones et francophiles > Welcome to all the French-speakers and French lovers

I’d like to give the floor to Mike Butler > je donne maintenant la parole à mon serviteur

Je ne sais pas quoi faire! > Well, I’m not a hairdresser!

And that year Swift launched a fantastic product: the glycerine suppository > And that year Swift launched a fantastic product: The nitro-glycerine suppository!

We should avoid engaging in an exercise of navel-gazing > Nous ne voulons pas d’exercice navals

¿Dónde estaríamos sin PCs? > where would the world be without fish?

I now give the floor to my colleague > Je donne la parole à… Mike Holleague.

Booth

7 comentarios en “Prohibido reírse en cabina”

  1. Sé a lo que te refieres y sí es una reacción extraña pero al mismo tiempo normal al estrés y al cansancio. Cuando llevas 10 horas en una conferencia, con sus 8 horas completas de cabina y el cuerpo ya no puede más, a la mente le da por liberar estrés de las formas más curiosas.
    En una época en la que interpretaba a diario unas 6 horas, recuerdo que sin darme cuenta salía siempre de cabina cantando, menos mal que ya era después de apagar los micrófonos y luego caía en casa como un saco de patatas.

  2. ¡Genial! Me sigo riendo! y comparto mi momento de verguenza: estaba interpretando para una sola persona, nada menos que el CFO de una empresa de bebidas embotelladas. El ponente hablaba en español uso las siglas en inglés de “Carbonated soft drinks” pero en español, lo que da algo como “CSDs” y hablaba muy rápido, yo había participado recientemente en un evento de UNFPA sobre salud reproductiva y muy naturalmente le susurré a mi cliente “STDs” en inglés, o las siglas para “Sexually Transmitted Diseases” y el estalló de la risa!!! Menos mal que tenía sentido del humor. Seguí trabajando con ellos por muchos años, y a él nunca se le olvidó. A mi tampoco…

  3. Mi favorito últimamente ha sido The Unaided Nations (usado por un representante Palestino en un contexto que hacía a uno pensar que casi lo hizo adrede) en vez de, obviamente, the United Nations.

  4. La verdad es que sí, Aida, después de varias jornadas de interpretación “intensas” terminas tan agotado que lo único que quieres es un poco de aire fresco y dormir varios días seguidos 😉
    ¡Un abrazo!

  5. ¡Esa es muy buena también, Mariana! Gracias por compartir la anécdota 😉
    ¡Un saludo!

  6. Pues sí, uno nunca sabe si ha sido un lapsus o el error era de lo más intencionado …. difícil situación y decisión, la verdad 😉
    Gracias por tu comentario, Niki.

  7. Me ha gustado mucho tu texto. El último ejemplo me hizo acordar a una gaffe que cometí personalmente.
    Se trataba de una conferencia sobre temas agrícolas, de una organización que fomenta el uso de la siembra directa.
    El orador americano empieza a hablar de la organización de un establecimiento agrícola y nombró a un amigo brasilero, Nono Pereira, con su maravillosa pronunciación. Yo entendí “non operator” y traduje: este establecimiento que funciona con muy poco personal…

    Mi colega de cabina terminó en el piso de tanto reir.
    En fin.

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